VIVIENDA EN EL TERRENO

La reforma se afrontó como un acto de curación de una vivienda enferma, donde sus espacios se encontraban contaminados por la falta de iluminación y ventilación.

Manteniendo el carácter del barrio, se decidió modificar lo mínimo el volumen exterior de la vivienda, por lo que la intervención se limitó a proporcionar un orden estético en las fachadas.

En el interior, las estancias se abren en las tres dimensiones, se eliminan tabiques dejando habitaciones más amplias y se elimina parte del forjado existente para extender el espacio en altura, creando juego de luces y sombras al entrar la luz del sol a distintas alturas.

El patio existente se encontraba al nivel de planta sótano, condicionando el acceso desde la planta baja (salón – comedor – cocina) a través de una larga y estrecha escalera y con la sensación de encontrarte en un agujero donde no se podía ver el mar. Para conseguir abrir el espacio interior al exterior y mantener una estrecha relación entre ambos espacios, se opta devolver el terreno a sus orígenes, generando terrazas a distintos niveles. De esta forma, el salón comedor se extiende hacia la primera terraza, nivel más elevado del jardín, donde se ubica una zona de barbacoa y comedor exterior. La piscina y zona de solarium se proyectan en una segunda terraza en un nivel inferior. Desde ambas terrazas se consiguen vistas despejadas a la Bahía de Palma, la Catedral y el mar en su infinito horizonte.

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